¿Hay solución?
Siendo la resistencia antimicrobiana un gran problema mundial en el que influyen varios factores, se ha
propuesto que al igual que se creó el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
para estudiar y contrarrestar dicho fenómeno global, debiera crearse un panel similar de expertos de distintas disciplinas para afrontar la RAM. Un panel así
podría emprender acciones nivel global para
minimizar la emergencia y extensión de este problema. Entre esas acciones hay dos muy urgentes: prevenir infecciones para reducir y optimizar la utilización
de los compuestos antimicrobianos disponibles; y enfocar la investigación (y
ojalá, también el dinero público y privado para apoyarla) para encontrar y
desarrollar nuevos métodos para controlar a los microbios infecciosos.
Para evitar infecciones, se debe mejorar la higiene,
incrementar el acceso al agua potable y a los servicios de salud, ampliar la cobertura
de las campañas de vacunación, etc. Para optimizar el uso de antimicrobianos,
es fundamental educar al público en general y a los profesionales de la salud humana
y animal, para sólo utilizar antimicrobianos cuando sea esencial y hacerlo de
manera adecuada. También es necesario contar con métodos de diagnóstico rápidos
y confiables (por ejemplo, para detectar si un dolor de garganta es causado por
virus o bacterias); determinar qué antibiótico mata a la bacteria causante de
una infección, para usar sólo aquellos que resulten en tratamientos efectivos;
decidir la duración de un tratamiento evaluando si ya desaparecieron todas los microbios
causantes de la infección, y minimizar la probabilidad de que sobrevivan bichos
resistentes; y encontrar maneras alternativas de producir animales de granja
sin usar tantos antibióticos.
En cuanto a la investigación, el cielo es el límite.
Pero sí debiera iniciarse una nueva época de búsqueda de compuestos antimicrobianos,
no sólo en el suelo sino en las selvas, los mares y en todos lados. También hay
que evaluar el uso combinado de antimicrobianos con los que ya contamos
—enfoque que ha sido muy efectivo para controlar el virus causante del sida (VIH)—,
y explorar la posibilidad de crear vacunas contra algunos de los microbios que
más problemas causan. Además, con la investigación pueden desarrollarse mejores
técnicas para la aplicación de antimicrobianos y para contrarrestar los efectos
negativos de las infecciones microbianas, por ejemplo mediante la
nanotecnología; ésta permite usar concentraciones mínimas de antimicrobianos
encapsulados y dirigirlas únicamente contra los bichos blancos, o atrapar con
nanoestructuras las sustancias que liberan las bacterias y generan
enfermedades.
Es medianamente fácil decir lo que hay que hacer;
mucho más complicado es hacerlo. Pero tanto nuestro mundo como la medicina moderna
serían inconcebibles sin los antimicrobianos: correríamos un enorme riesgo de
infección con cualquier cirugía de rutina; y desde luego serían impensables los
tratamientos más complejos como los trasplantes de órganos, la implantación de
prótesis y los empleados para combatir el cáncer. Si el primer paso para
resolver un problema es reconocerlo, ojalá la alerta lanzada por la OMS respecto
a la resistencia antimicrobiana no caiga en oídos sordos.
Referencias Bibliográficas:
Rodríguez,
U. (2019). Microbiología para tontos. Ciudad de México: Chaneque Editions.
OMS.
En: Semana Mundial de Concienciación
sobre el Uso de los Antibióticos [en línea]. Actualizado 2016. [Fecha de
consulta: abril 25, 2019]. Sitio web: https://www.who.int/campaigns/world-antibiotic-awareness-week/es/
OMS.
En: OPS/OMS: Los antibióticos deben ser
"manejados con cuidado" para preservar su capacidad de salvar vidas
[en línea]. Actualizado noviembre 18, 2015. [Fecha de consulta: abril 25,
2019]. Sitio web: https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=11446:antibiotics-handled-with-care-to-preserve-life-saving-qualities&Itemid=1926&lang=es
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